
Llegó el momento, llegó el gran día, un día lleno de emociones y sentimientos compartidos que esperamos recordar siempre, no debemos ponernos tristes ante una despedida, una despedida es necesaria para volver a reencontrarnos y un encuentro después de un momento o después de toda una vida, es algo inevitable.
Cuando retrocedemos en el pasado, no podemos creer cuanto hemos crecido, apenas nos damos cuenta de que fue ayer cuando éramos niños.
Este es el último año para nosotras en el colegio, hemos pasado toda una vida juntas y es difícil pensar que aquí finaliza una etapa muy importante para nosotras.
Los recuerdos vuelven a nosotras, tantas risas, tantos lloros, los lugares en que tanto tiempo hemos pasado, los buenos y malos momentos, y aunque sabemos que vamos a comenzar una nueva vida, nada volverá a ser como en el colegio, queriendo dar marcha atrás como si todo el tiempo aquí pasado hubiese sido poco.
Como pasa de rápido el tiempo, parece que fue ayer cuando entrábamos en un lugar desconocido mirando con desconfianza las caras de los que un día llegarían a ser como nuestra familia, con los que riendo, llorando, jugando y soñando compartiríamos buenos y malos momentos.
La verdad es que no tendría palabras para decirles a cada una de ustedes que las aprecio sinceramente, pero de forma general doy las gracias a profesores, religiosas, amigas y compañeros pero especialmente a Dios que ha hecho posible todo esto. De todos ellos nos llevamos algo y esperamos que en sus corazones quede la huella de nuestro paso por este colegio.
Crecimos juntas, superamos los cursos juntas y aunque ahora es difícil decir adiós, espero que nuestra amistad no se acabe aquí, porque aún nos queda mucho camino por recorrer.
¡Éxitos!
Angela Riscanevo

No hay comentarios:
Publicar un comentario